El actor Gilles Lellouche (“Pequeñas mentiras sin importancia”) ha visitado el Festival de cine fantástico y de terror de Sitges, que se ha celebrado del 3 al 12 de octubre en la localidad barcelonesa, para presentar “La French” (“The Connection”). La película, dirigida por Cédric Jimenez (“Aux yeux de tous“) y basada en hechos reales, nos sumerge en la mafia marsellesa de los años 70 y 80, conocida como la “french connection”.
Giles Lellouche (1972) es uno de los actores de moda en Francia. Ha participado en más de 50 películas desde 1995, y ha sido nominado en dos ocasiones a los premios César. La Huella Digital tuvo la ocasión de entrevistarlo en el pasado Festival de cine de Sitges, donde habló del cine francés y de su último trabajo, “La French”, película que coprotagoniza junto a Jean Dujardin, y en la que da vida al capo de la mafia, Gaetano Zampa.
Lellouch explica a La Huella Digital que está especialmente orgulloso de haber participado en “La French”:
En Francia se trabaja mucho la comedia y el cine de autor pero este género no es tan habitual. Tiene un guión de gran calidad, pero no es simplemente una película policíaca, sino que trata temas sociales contemporáneos como es, por ejemplo, la violencia en Marsella. Además, tiene un ritmo frenético y constante. Cuando vi la película por primera vez me sentí orgulloso porque ves que este tipo de película, que es el que siempre se hace en Estados Unidos, ahora también lo podemos hacer en Francia.
Descríbanos a Tanny Zampa
Zampa es un personaje real de los años 80, un capo de la mafia. Este grupo se llamaba la French Connection y sus integrantes traficaban con droga en Francia y sobre todo en Estados Unidos, donde vendían una heroína con una pureza del 98%, la más pura del mundo. Zampa tenía un estilo de vida muy particular: también poseía restaurantes, discotecas, se movía con un Jaguar, y le daba a sus hijos la mejor educación. Él ni se drogaba, ni fumaba, y además hacía deporte, así que había un curioso contraste entre su vida personal y su papel como capo de la mafia.
El cine de francés de los últimos años presenta una gran calidad y al mismo tiempo bate récords de taquilla. ¿Cómo se explica tal éxito?
En Francia se produce muchísimo cine, unas 250 películas al año, y eso supone gran cantidad de estrenos semanales. Muchas de esas películas son un éxito en taquilla. Diría que hay una cantidad de películas de muy alta calidad que funcionan muy bien en taquilla, pero a la vez creo que hay otras de no tan buena calidad y que sin embargo, también funcionan bien en taquilla. En mi opinión, no podemos decir que las películas francesas de hoy en día funcionan por su calidad, pero sí que es cierto que son muchas más las películas que funcionan que las que fracasan.
Creo que en España y en Italia es más difícil hacer cine que en Francia, y es debido a que allí todas las televisiones están obligadas a destinar un porcentaje, en concreto, un 20%, a producir cine. Por tanto, allí no es tan difícil hacer cine, y aunque no todo el mundo puede hacer cine, no es raro ver que un director estrene, como mínimo, una película al año.
¿Qué tipo de cine le gusta ver en su tiempo libre?
Todo, y todos los géneros. Adoro el cine, ocupa un lugar extremadamente importante en mi vida. Siempre he consumido mucho cine, porque el cine me ayudaba a evadirme y soñar. Soy capaz de ver, tanto la típica película francesa que nadie va a ver, como una comedia o bien, la última de Tom Cruise. Creo que es como la música, que si la amas de verdad, escuchas todo tipo de música y no solo un género concreto.
Desde fuera puede dar la impresión de que el cine francés actual lo conforma un grupo de amigos, y vemos siempre a los mismos actores en casi todas las películas:Guillem Canet, Jean Dujardin, Marion Cotillard,…
Hay muchas familias en el cine francés y es cierto que nosotros formamos parte de una, pero también hay muchas otras. Creo que es agradable sentirte parte de un colectivo porque los actores somos generalmente personas solitarias, y que haya un grupo con el que puedas disfrutar y compartir proyectos es algo muy agradable.
Texto e imágenes: Mar Seijo
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